jueves, 25 de abril de 2013

Pastor Héctor Nufio



BAJO LA ESCOGENCIA DE DIOS




"Por esta razón, te vuelvo a recordar que avives el don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos".

2 Timoteo 1:6

La escogencia de Dios es un privilegio que trae responsabilidad y debe ministrar humildad a nuestras vidas. Sabemos que somos escogidos, pero debemos entender qué es lo que realmente significa.  Si el saber que somos escogidos nos causa orgullo, significa que nos hemos alejado de Dios, ya que es cuando nos humillamos, que el Señor se acerca a nosotros.  


Pablo nos deja ver que cuando él impone manos sobre alguien, se está haciendo responsable por esa persona, es por eso que la Palabra dice que no debemos poner manos a la ligera, sino orando y tomando responsabilidad.  Pablo conocía bien a Timoteo, observó primero a su abuela, luego a su madre y cuando impuso manos sobre él, tomó esa responsabilidad. 


Debemos comprender que la escogencia no comenzó con nosotros, hubo una semilla y somos la restauración de nuestros padres. Timoteo venía de una familia buscadora del Señor y Él lo puso en el camino de Pablo con un propósito. Aunque iba a ver dificultades en el camino de Timoteo, él sabía que Dios lo había escogido y lo había enviado. Muchas veces creemos que los problemas o circunstancias a nuestro alrededor nos quitan la responsabilidad de vivir o tener una buena vida, un buen matrimonio o una buena relación con nuestros hijos, etc. sin embargo, esto tiene que hacer que nos acerquemos a buscar más del Señor.  No debemos quitar de nuestra vida la responsabilidad de buscarlo, al contrario, debemos hacerlo con más intensidad. 


Timoteo tenía un carácter débil, era un poco tímido (la timidez es causada por el temor al fracaso y viene por una falta de respaldo, puede destruir, pero Dios puede utilizarnos para bendición de otros) y Pablo tenía que recordarle que avivara el fuego del don que había en él.  Nosotros somos quienes somos porque Dios nos escogió y se ha de manifestar lo que Dios ha de hacer en nosotros,  por eso es necesario que nosotros también avivemos el fuego del don que hay en nuestras vidas ya que Dios tiene un plan específico para cada uno de nosotros.  El avivar es volver a encender y la única forma de hacerlo es humillándonos para recibir aprobación de Aquel que dio Su sangre por nosotros.


Dios no utilizará nuestra fortaleza sino nuestra humildad.  Dios no dejará que seamos probados más de lo que podemos soportar, juntamente con la prueba, dará la salida porque la puerta abierta es Jesucristo.


El fuego de aprobación es de respaldo.  El enemigo quiere traer inundación a nuestras vidas, pero recordemos que tenemos el fuego que proviene de la presencia de Dios que desciende sobre nosotros. Debemos entonces buscar esa aprobación de fruto porque fuimos escogidos para salir aprobados. 


Cuando Pablo impuso las manos sobre Timoteo, no fue la profecía la que le dio el don sino fue ésta la que lo activó.


A veces se nos dificulta entender que fuimos puestos en nuestra casa para llevar libertad y ser de bendición. Dios nos formó en el vientre para una vida conforme a Su propósito, puede ser dura, pero tiene una intención y Él no se echará para atrás.  No nos cansemos de sufrir por aquellos a los cuales amamos.  ¡No somos más que aguantadores, somos más que vencedores en Cristo Jesús que nos fortalece¡


No hay comentarios:

Publicar un comentario