ACTITUD
QUE DEBE TENER UN SACERDOTE DEL SEÑOR
Recordemos que no se trata de
ejercer una función dominante, sino mantener una función sacerdotal de
redención. Nuestro interés no debe ser de obtener dominio, sino rescatar
personas trayendo redención.
Como hemos estudiado
anteriormente, tener una conciencia de que estamos bajo la mirada de Dios es
muy importante como sacerdotes. El no
tener esa consciencia nos hace estar ajenos a Sus promesas y a Su ciudadanía,
pero cuando sabemos que Él nos ve, comprendemos que Él conoce nuestros deseos,
nuestros pensamientos, nuestras actitudes, etc. y además nos hace tener
conciencia de Su presencia.
En el año que
murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y el
borde de Sus vestiduras llenaba el templo. Por encima de Él había serafines.
Cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies
y con dos volaban. El uno proclamaba al otro diciendo: —¡Santo, Santo, Santo es
Jehová de los Ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de Su gloria!
Isaías 6:1-3
Uzías fue un rey que llevó
prosperidad a Israel pero no tuvo límites. Cuando recibimos de Dios, debemos
aprender a administrar lo que nos fue dado y no dejarnos llevar por eso, ya sean
dones humanos o dones del Espíritu; todo es para que los administremos y no
para que ellos nos manejen a nosotros, y lograremos hacerlo metiéndonos a la
presencia del Señor y escudriñando las Escrituras.
En este caso, la prosperidad manejó
a Uzías; ésta era tan grande que se precipitaron a la inmoralidad e idolatría,
opresión a los pobres, avaricia, hambre, alcoholismo, despliegue de las riquezas,
ritualismo para sustituir la verdadera y clara relación con Dios, perversión de
la justicia, falsos profetas, abismo entre ricos y pobres,etc.
Isaías, quien era primo del rey
Uzías, empezó a meditar desde el atrio en todo lo que estaba ocurriendo. A veces comenzamos a ver lo que ocurre a
nuestro alrededor y pensamos que Dios va a matarnos, pero recordemos que Dios
tiene que limpiar juzgándonos, porque el juicio de Dios comienza en la casa y
no es para matar sino para limpiarnos y llevarnos de gloria en gloria
hasta que lleguemos a la estatura del
Varón Perfecto.
Como sacerdotes no debemos ver el
juicio como desgracia sino saber que Dios está limpiándonos y haciéndonos
agradables a Él y ver las desgracias no sólo como consecuencia del pecado, sino
como instrumento que Dios usa para limpiarnos.
Isaías estaba consciente que su
mirada estaba en dirección donde estaba la presencia de Dios pero él no podía
verla. A veces los problemas que tenemos
hacen que dudemos de que estamos bajo la mirada de Dios y no nos recordamos que
la intención primordial que Dios dejó sacerdocio es para que estemos
conscientes de Su presencia.
Un sacerdote tiene que saber que
cuando hay rebelión, no implica que haya desorden, ya que con todo, Dios
permanece sentado en Su trono y sigue siendo Dios. Pidamos al Señor tener ojos
no para ver la derrota sino para ver la Gloria de Dios.
Como sacerdotes no debemos venir
delante del Señor con mala actitud.
Debemos estar más conscientes de la santidad y presencia de Dios que del servicio que
hacemos. No podemos confiar en nosotros
mismos, recordemos que lo único que toca el corazón de Dios es la humildad.
Entonces voló
hacia mí uno de los serafines trayendo en su mano, con unas tenazas, un carbón
encendido tomado del altar. Y tocó con él mi boca, diciendo: —He aquí que esto
ha tocado tus labios; tu culpa ha sido quitada, y tu pecado ha sido perdonado.
Isaías 6:6-7
Ese carbón representa
a Aquel que tomó mi lugar, porque yo debí de ser carbonizado, pero Él tomó mi lugar
en la Cruz del Calvario. Cuando vengamos a la Casa del Señor, olvidémonos de
todo, sólo fijemos nuestra mirada en el Autor y Consumador de nuestra fe y
entreguémosle nuestra vida por completo, teniendo un entendimiento claro de la
función que tenemos como sacerdotes del Señor.
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